Kilimanjaro

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jueves, 9 de octubre de 2014

Día 12: ¡Cima del Island Peak!

¡Lo conseguimos! Aunque el sentimiento de felicidad no es pleno ya que sólo Tony y yo podemos contar qué se siente a 6.189 metros.

El tito Norte pasó una tarde noche bastante mala con problemas gástricos que dejan a cualquiera fuera de juego. Sin embargo, a las 00:00 suena el despertador y tras haber dormido algo se encuentra con ganas y fuerzas suficientes para el ataque a la cima. Es así que, tras un desayuno de noodle soup y un té caliente, a las 00:30 nos equipamos y pasados pocos minutos de la 1 de la mañana comenzamos la marcha.



La primera buena noticia, y quizá determinante para poder hacer cima, es que no hay viento. El mercurio no sube de los 0º C pero la desconocida ausencia de viento en una noche como esta hace que esos 0ºC me parezcan 25 a la orilla del Mar Mayor en La Manga. Doy gracias a la diosa Fortuna por tanta suerte y rezo para que al menos permanezca así durante las horas nocturas.

Nada más dejar atrás el campo base nos encontramos con una fuerte pendiente que no dejaremos en 5 horas. Sí, 5 horas de noche escalando una pendiente rocosa superando incluso pasos de 4º grado.

Yo me encuentro hecho un toro. Mi entrenamiento físico en los meses anteriores hacen que mis piernas asciendan metros sin parada alguna durante horas. Mi motivación mental hace que no piense en el frío ni en lo que aún nos queda por subir. Me ayuda que Tony mantenga mi ritmo en todo momento y así nos vamos turnando en la cabeza para buscar la senda correcta.

Pasang se queda atrás con Joaquin y el tito que, lamentablemente, van a un ritmo menor haciéndonos que tengamos que parar varias veces a reagruparnos. Joaquin en todo momento parece más flojo, sin duda no tiene su mejor día tras 11 jornadas en las que él nos dejaba atrás en todas las subidas.
Pasang aprovecha cuando estamos sólos para mostrarme su preocupación por Joaquin y el tito y me dice que nos lo ve capacitados para subir.

Seguimos varias horas juntos hasta llegar al High Camp a unos 5.500 metros donde nos ponemos las botas de plástico. Son las 5 y poco de la mañana y los primeros colores del amanecer se aprecian desde el este con impaciencia.

Quedando aún más de 1 h para llegar al "crampon point", punto a partir del cual está el glaciar y nos tenemos que poner los camprones y encordarnos, Pasang me pide entonces que hable con Joaquin y le pida que descienda ya que no lo ve en condiciones para subir. Hasta ese momento, según él y doy fé, habiamos superado la parte más sencilla. Lo peor estaba por llegar.
Joaquín estaba de acuerdo, no tenía más energía para subir o al menos para subir y bajar de forma segura. Tenía ya la decisión tomada de darse la vuelta pero estaba esperando a que amaneciese para bajar seguro sin perderse.

Dos minutos después de que Joaquín comience sólo su descenso el grupo se detiene y unánimemente, al ver a qué ritmo y con qué debilidad descendía, decimos que Joaquín no puede bajar solo. No podíamos permitir que le pasara algo.
5:30 de la mañana a poco menos de 1 hora del crampon point y tenemos que tomar rápidamente la decisión más importante hasta el momento y para mi la más dificil en montaña hasta ahora. Todos estamos de acuerdo en que Joaquin no puede bajar sólo. La discusión sin embargo surge entre Tony y yo. Tony es el primero que propone de forma inmediata abandonar y bajarnos todos. Yo me niego a abandonar y aunque exigo una solución para que Joaquin no baje sólo, les comunico a mis compañeros que yo sigo aunque sea sólo.
Mi tio se había recuperado, llevaba ya un par de horas a nuestro ritmo y se veía fuerte por lo que en ningún momento barajaba el abandonar.

Entonces tomé una decisión casi unilateral y le ordené a Pasang que descendiera con Joaquin y que nosotros continuabamos sólos. Pasang me dijo que confiaba en Tony y en mí pero que no permitía que el tito, sin experiencia ni técnica en alta montaña siguiera. Pasang me pasa la cuerda que me echo a la espalda pero me vuelve a exigir que sólo continuemos Tony y yo. Evidentemente es algo que no sentó bien a mi tio y yo convenzo a Pasang de que yo me hago responsable del tito y Pasang parece acceder. Yo sabía que delante teníamos que atravesar un glaciar con grietas y como paso final escalar el icewall, una pared vertical de 250 metros, tareas que a mí mismo me daban mucho respeto. También tenía otro As en la manga, sabía que el grupo de Héctor nos llevaba pocas decenas de menos y que si incrementábamos el ritmo podíamos pillarlos y unirnos a su cordada.

La decisión parecía tomada, Tony yo comenzabamos el ascenso en solitario y Pasang descendía a la cota del tito cuando nos dimos cuenta que en el último momento el tito se sacrificó por nosotros descendiendo él para que Pasang nos acompañara. En palabras del tito, "Pasang era más valioso con vosotros arriba que bajando" y es algo que nunca podremos agradecerle suficiente. Él se encontraba bien en ese momento, con ganas de continuar.
También hay que decir que desde ese punto se veía el icewall y cómo pequeñas luces trepaban en forma de escaladores esa pared amenazantemente vertical. El tito tenía serias dudas de si iba a ser capaz con tal brutal escalada y puede que esas dudas en parte lubricaron la decisión para acompañar a Joaquin cuesta abajo.
Después de ver y escalar desde el crampon point hasta la cima puedo decir que yo mismo no le hubiera permitido continuar ya que su baja experiencia hubiera puesto en riesgo su vida.

Sin embargo, esto algo que podemos decir a posteriori. En ese momento hizo un acto de generosidad con Tony y conmigo, permitiendo que Pasang nos guiara hasta la cima mientras él bajaba con Joaquin y esto es algo que nunca olvidaremos.

Alcanzamos el crampon point ya con luz suficiente para apagar los frontales y el paisaje cambia drásticamente. Mis ojos no pueden creerse lo que ven. Dejamos atrás una escalada rocosa y delante nuestra presenciamos un paisaje glacial con seraks de decenas de metros de altura, afiladas crestas por las que tendríamos que pasar con grietas a ambos lados de centenares de metros sacadas de documentales de proezas en ocho miles.






Avanzamos encordados rodeados de las grietas en las que no se ve el fondo, subiendo por crestas del ancho de nuestras botas y salvando paredes verticales de varios pisos con el yuma y en ese momento doy gracias por la decisión de mi tio. Tony y yo tenemos más años de experiencia en escalada en roca y alpinismos, experiencia que nos ayuda a superar esas paredes.








Minutos más tarde llegamos a un valle glacial en el que nos encontramos de frente con el icewall. Ni los videos en youtube, ni las fotos, ni nada que nos hubieran contado se aproximba al gigante blanco que teníamos enfrente nuestra y que nos separaba de la gloriosa cima. No puedo explicar lo que sentía, no podía esperar a empezar a escalar pese al extremo cansancio. Estaba disfrutando del momento, por fín me sentía un verdadero Himalayista. Era el instante que había estado esperando y sabía que podía superar esa pared y llegar a la cima.





Justo al inicio de la pared nos aseguramos con el yuma al inicio de la cuerda fija y un escalador alemán que descendía me daba la prematura enhorabuena advirtiéndome que me quedaba sólo 1 hora. No sé exactamente el timpo que estuvimos colgados de esa pared pero a mí se me hizo eterno. A 6 mil metros cualquier pequeño esfuerzo hace sentir como si no pudieras respirar. Pues escalando el icewall , cada dos o tres tiradas necesitaban de 1 minuto de profundas respiraciones.




Paso a paso y como no podía ser de otra forma llegamos a la arista cimera, antesala a la cima.



Pocos metros después, lágrimas en los ojos, alcanzábamos los 10 metros cuadrados de gloria que felízmente compartíamos con parte del grupo de mexicanos. ¡Estabamos en lo más alto!





6.189 metros de altitud. Nunca antes había llegado tan alto y posiblemente nunca volveré a estarlo. Han sido 12 días de escalada y aclimatación, días muy duros que cualquier otra persona no se explica el por qué de invertir las vacaciones anuales sufriendo. En la cima le pregunté a Carlos Vazquez, nuestro amigo mexicano, si había merecido la pena y llorando me dijo "¡Por supuesto que sí Wey!".

lunes, 6 de octubre de 2014

Días 10 y 11: Alcanzamos el campo base del Island Peak (4.970m)

Como en las grandes expediciones dejamos de lado las rutas comerciales y turísticas donde disfrutamos de la "comodidad" de los lodges o teahouses y llegamos hoy por fin al campo base del Island Peak. Ayer dormimos a medio camino en Chukhung a 4.800 metros.




400 metros de campo base se extienden en un valle entre el propio Island Peak y el Imje Tsho, un gigantesco y espectacular lago de agua glacial. Es en este valle donde se organizan hasta un centenar de tiendas de compaña para todas las expediciones. Como llegamos pronto (nuestro ritmo es bastante bueno), los porteadores llegan a la misma vez que nosotros y montamos juntos las tiendas, esfuerzo que a nivel del mar es minúsculo pero que a 5000 metros parece toda una empresa.



Estamos al lado de una expedición Suiza, patrocinados por Mammut, gente de mucha pasta. Disponen de una megatienda cocina, otra de salón de comedor, una de aseo y otras muchas tiendas personales que relucen nuevas. Hablamos con su guía y junto a este ridículo y empachador acento inglés-alemán, nos deja entrever su superioridad no sólo a nivel económico sino incluso social. Alardea de sus hazañas y nos pregunta dandolo por hecho si es nuestra primera vez recordándonos a los guías de montañas franceses, que también hay que darles de comer aparte.


Ayer nos tomábamos el té con nuestros amigos y parientes trasatlánticos mexicanos, con su guía Héctor, que nos contaba el chistge de en qué se parece Dios a un guía francés: En que Dios no se cree que es un guía francés :)




Después de comer estaba dándole una explicación a sus 4 sherpas de cómo utilizar el material y cada vez que se daba la vuelta los sherpas parecián reirse de él.

En fin, durante la hora de la siesta española nos fuimos a una ladera a pocos metros del campo base a recibir un intensivo curso de alpinismo. Aunque Tony y yo tenemos más experiencia en montaña y escalada que Joaquín y el tito Norte, nunca habíamos usado el yuma para ascender. Así, hacemos varios rappels y practicamos algunos nudos sencillos preparandonos cada uno nuestro arnés, yuma, ocho y mosquetones para tenerto todo preparado para el gran día.




Es una pena que nuestros amigos mexicanos no estén al lado nuestra en lugar de los suizos ya que hubieramos pasado otro gran rato con ellos y habríamos aprendido más de Héctor. Héctor salvó la vida de una ucraniana dos días atrás quien sufriendo un mal de altura grave y siendo aconsejada por él en no ascender más, hizo caso omiso y siguío ganando altitud. Horas más tarde, cuentan Carlos y Héctor, su marido fue en busca de Héctor porque la mujer estaba moribunda en la cama con un edema pulmonar avanzado. Gracias a que Héctor llevaba una botella de oxígeno y medicamentos para provocar la dilatación de los vasos sanguíneos la mujer sobrevivió y pudo descender por su propio pie.

Una vez puesto el sol en el campo base hace mucho frío por lo que nos metemos en los sacos y cenamos algo a las 5 de la tarde. Sólo queda intentar dormir unas horas esperando a las 00:00, hora en la que "desayunaremos" y empezaremos el ataque a la cima.

Yo paso las horas dentro del saco, rememorando otras escaladas que he realizado y ejercitando el autoestima y la mente frente a lo que nos espera: 12 horas de interminable escalada y descenso con mucho frío. Pero estoy convencido de que tengo el estado de forma perfecto, la motivación y la mejor compañía para hacer cumbre. Sin embargo, dependerá del tiempo y de la suerte para que mañana mis ojos hayan mirado a 6.189 metros.



PD: Por cierto, varios de nosotros hicimos uso de la tienda aseo de los suizos :)

Día 9: Kala Patthar (5.545m)

Hoy es un día distinto, tras nueve días de rutinaria aventura necesito la ayuda de un mago de la palabra para dar otro punto de vista a la novena jornada donde hemos escalado el Kala Patthar, un pico de 5.545 metros considerado el mirador del Everest. La entrada hoy tiene por tanto la firma del tito Norte.

Todo un honor que acepto encantado. No sólamente por se partícipe junto con mis 3 compañeros de aventuro sino por tener el privilegio de poder escribir estas líneas.

La alarma de mi móvil suena a las 04:30h. ¿Qué día es hoy? ¿Por qué suena la alarma tan temprano? No es habitual, normalmente se activa a las 06:30 o 07:00. Pero sí, son las 04:30h del sábado 27/09/2014 y tenemos que madrugar tanto porque hoy nos espera la ascensión al Kala Patthar.

Hemos dormido en Gorakshep a unos 5.100 metros. La noche ha sido de perros, sin lugar a dudas la peor de todas.
La luterma con la que están construídas las habitaciones de nuestro lodge no amortiguan ni 1 decibélio los tosidos de una de nuestras compañeras de alojamiento. No sabemos quien es, solamente me consta que la habitación anexa a la que comparto con mi sobrino es la simpática y pintoresca pareja de aleman alto y delgado y filipina pequeñita y graciosa.

Debo reconocer que los tosidos de esa chica desconocida llega 1 momento que me preocuparon; pensé "Esta chica no puede aguantar así toda la noche". El cansancio y la altitud hicieron dejar en un 2º plano a nuestra vecina y nuestro instinto hizo que nos centraramos en intentar dormir un poco y en poder respirar, tarea complicada a más de 5 mil metros.

Una vez preparados y sin desayunar nada, salimos tras Pasang a las 5:00h del lodge para dar los primeros pasos camino a la cima del Kala Patthar. Pocos metros depués, adivino que3 no será una tarea fácil. En una total oscuridad yo me quedo unos metros atrás colocándome bien el frontal, cuando vuelvo a mirar adelante sólo veo los 4 puntos de luz de los frontales de Pasang, Luis, Tony y Joaquin.
Aparentemente es poco, tan sólo son 400 metros de desnivel pero el intento frío y sobre todo esta altitud hace que el ritmo de subida no supere en ningún momento una cadencia de un paso cada 2 segundos.




Incluso así, cada pocos minutos necesitamos más inspiraciones que nos aporte inyecciones de O2 extra para poder mantener dicho ritmo. Luis y Tony se adelantan unos metros. Joaquin y yo nos quedamos un poco más atrás con Pasang.
Nuestro guía decide quedarse con el "grupo" (por llamarlo de alguna forma) más retrasado. Sin duda, la experiencia de Luis y Tony en ascensiones del Kilimanjaro y Mont Blanc suponen un punto extra que se nota con respecto a Joaquin y a mí.
Ya está amaneciendo pero no vemos el sol. Aunque la cara Este del Pumori si podemos ver cómo el sol va calentando la nieve. El sol no consigue superar aún el colosal muro que es el Everest.

Después de varias paradas para beber agua y tomar un trozo de barrita energética congelada llegamos a la cima del Kala Patthar. Luis y Tony han llegado nos minutos antes y nos esperan a Joaquin y a mí con voces de ánimo y estrechando nuestras manos. Minutos despúes por fin, vemos cómo el sol empieza a aparecer detrás del pico del Everest.





Mi sobrino Luis me pregunta, ¿ha merecido la pena?. La respuesta no puede ser otra que "por supuesto que sí". Definir con una palabra ese momento es imposible. Gracias Luis por poder relatar este día!





sábado, 4 de octubre de 2014

Día 8: Campo Base Everest (EBC), 5.364m

Sin duda el día más duro de lo que llevamos hasta hoy. Partímos temprano desde Lobuche (4.900 m aprox.) con destino a Gorakshep a casi 5.200m, 300 metros muy rocosos que completamos en menos de 3 horas haciendo una pequeña parada Thukla donde nos echamos unas risas con un matrimonio mayor de Irún. La señora, de esas personas mayores que creen que hablando alto y despacio en castellano todo el mundo le entiende.

En Gorakshep no haríamos más que una parada técnica para comer y reponer algo de fuerzas ya que, desde los 5.140 metros, comenzaríamos el trekking a lo que a priori es nuestro objetivo del viaje, el campo base del Everest a 5.364 metros.

El camino es muy escarpado trancurriendo por todo el glacial del Khumbu, el 2º más largo del mundo con 200 km de longitud según Pasang (a mí me parece mucho). En esta época del año queda cubierto por rocas y tierra procedente de los continuos desprendimientos de las montañas que atraviesa, aunque se aprecian distintos cortes en el que el hielo azul queda expuesto y es algo simplemente espectacular. Pasang también nos comenta que actualmente puede haber hasta 50 metros de profundidad de hielo.





Una vez en el EBC sobran las palabras. En la fecha en la que estamos sólo se divisan algunas tiendas de no más de 2 o 3 expediciones ya que la mejor época para escalar el Everest es primavera, de marzo a mayo.

Pasamos cerca de una hora en el EBC deleitándonos con el paisaje e imaginándonos por un momento lo que sería empezar en este momento las 4 - 5 semanas de aclimatación para atacar a la cima. Soñando o sería escalar el icefall llegando al campo I. Qué se sentiría al dormir en el Campo III tras una escalada vertical con yumas o si tendríamos las suficientes agallas y fuerzas para superar el paso de Hillary en la zona de la muerte a más de 7.500 metros.




Por una hora nos creemos auténticos superheroes, pero este estado de embriaguez se nos pasa cuando Pasang nos dice "Jam Jam" o lo que es lo mismo "Hora de largarse".

De vuelta nos volvemos a cruzar con nuestros amigos irlandeses de la iglesia metodista y nos echamos una foto con ellos.


Día 7: Dingboche - Lobuche (4.930m)

Llegamos a la primera semana de expedición durmiendo a 4.930 metros. El primer tramo del camino desde Dingboche a lobuche es una senda suave paralela al río hasta llegar a Tukhla, lugar donde hacemos un pequeño descanso.





El resto del día se complica salvando unos 500 metros de altitud por caminos rocosos de gran pendiente. Pasamos por un mirador con preciosas vistas donde parece haber una especie de cementerio con decenas de monumentos homenaje a escaladores fallecidos en estas montañas, casi todos intentando conquistar el Everest.