Como en las grandes expediciones dejamos de lado las rutas comerciales y turísticas donde disfrutamos de la "comodidad" de los lodges o teahouses y llegamos hoy por fin al campo base del Island Peak. Ayer dormimos a medio camino en Chukhung a 4.800 metros.
400 metros de campo base se extienden en un valle entre el propio Island Peak y el Imje Tsho, un gigantesco y espectacular lago de agua glacial. Es en este valle donde se organizan hasta un centenar de tiendas de compaña para todas las expediciones. Como llegamos pronto (nuestro ritmo es bastante bueno), los porteadores llegan a la misma vez que nosotros y montamos juntos las tiendas, esfuerzo que a nivel del mar es minúsculo pero que a 5000 metros parece toda una empresa.
Estamos al lado de una expedición Suiza, patrocinados por Mammut, gente de mucha pasta. Disponen de una megatienda cocina, otra de salón de comedor, una de aseo y otras muchas tiendas personales que relucen nuevas. Hablamos con su guía y junto a este ridículo y empachador acento inglés-alemán, nos deja entrever su superioridad no sólo a nivel económico sino incluso social. Alardea de sus hazañas y nos pregunta dandolo por hecho si es nuestra primera vez recordándonos a los guías de montañas franceses, que también hay que darles de comer aparte.
Ayer nos tomábamos el té con nuestros amigos y parientes trasatlánticos mexicanos, con su guía Héctor, que nos contaba el chistge de en qué se parece Dios a un guía francés: En que Dios no se cree que es un guía francés :)
Después de comer estaba dándole una explicación a sus 4 sherpas de cómo utilizar el material y cada vez que se daba la vuelta los sherpas parecián reirse de él.
En fin, durante la hora de la siesta española nos fuimos a una ladera a pocos metros del campo base a recibir un intensivo curso de alpinismo. Aunque Tony y yo tenemos más experiencia en montaña y escalada que Joaquín y el tito Norte, nunca habíamos usado el yuma para ascender. Así, hacemos varios rappels y practicamos algunos nudos sencillos preparandonos cada uno nuestro arnés, yuma, ocho y mosquetones para tenerto todo preparado para el gran día.
Es una pena que nuestros amigos mexicanos no estén al lado nuestra en lugar de los suizos ya que hubieramos pasado otro gran rato con ellos y habríamos aprendido más de Héctor. Héctor salvó la vida de una ucraniana dos días atrás quien sufriendo un mal de altura grave y siendo aconsejada por él en no ascender más, hizo caso omiso y siguío ganando altitud. Horas más tarde, cuentan Carlos y Héctor, su marido fue en busca de Héctor porque la mujer estaba moribunda en la cama con un edema pulmonar avanzado. Gracias a que Héctor llevaba una botella de oxígeno y medicamentos para provocar la dilatación de los vasos sanguíneos la mujer sobrevivió y pudo descender por su propio pie.
Una vez puesto el sol en el campo base hace mucho frío por lo que nos metemos en los sacos y cenamos algo a las 5 de la tarde. Sólo queda intentar dormir unas horas esperando a las 00:00, hora en la que "desayunaremos" y empezaremos el ataque a la cima.
Yo paso las horas dentro del saco, rememorando otras escaladas que he realizado y ejercitando el autoestima y la mente frente a lo que nos espera: 12 horas de interminable escalada y descenso con mucho frío. Pero estoy convencido de que tengo el estado de forma perfecto, la motivación y la mejor compañía para hacer cumbre. Sin embargo, dependerá del tiempo y de la suerte para que mañana mis ojos hayan mirado a 6.189 metros.
PD: Por cierto, varios de nosotros hicimos uso de la tienda aseo de los suizos :)
400 metros de campo base se extienden en un valle entre el propio Island Peak y el Imje Tsho, un gigantesco y espectacular lago de agua glacial. Es en este valle donde se organizan hasta un centenar de tiendas de compaña para todas las expediciones. Como llegamos pronto (nuestro ritmo es bastante bueno), los porteadores llegan a la misma vez que nosotros y montamos juntos las tiendas, esfuerzo que a nivel del mar es minúsculo pero que a 5000 metros parece toda una empresa.
Estamos al lado de una expedición Suiza, patrocinados por Mammut, gente de mucha pasta. Disponen de una megatienda cocina, otra de salón de comedor, una de aseo y otras muchas tiendas personales que relucen nuevas. Hablamos con su guía y junto a este ridículo y empachador acento inglés-alemán, nos deja entrever su superioridad no sólo a nivel económico sino incluso social. Alardea de sus hazañas y nos pregunta dandolo por hecho si es nuestra primera vez recordándonos a los guías de montañas franceses, que también hay que darles de comer aparte.
Ayer nos tomábamos el té con nuestros amigos y parientes trasatlánticos mexicanos, con su guía Héctor, que nos contaba el chistge de en qué se parece Dios a un guía francés: En que Dios no se cree que es un guía francés :)
Después de comer estaba dándole una explicación a sus 4 sherpas de cómo utilizar el material y cada vez que se daba la vuelta los sherpas parecián reirse de él.
En fin, durante la hora de la siesta española nos fuimos a una ladera a pocos metros del campo base a recibir un intensivo curso de alpinismo. Aunque Tony y yo tenemos más experiencia en montaña y escalada que Joaquín y el tito Norte, nunca habíamos usado el yuma para ascender. Así, hacemos varios rappels y practicamos algunos nudos sencillos preparandonos cada uno nuestro arnés, yuma, ocho y mosquetones para tenerto todo preparado para el gran día.
Es una pena que nuestros amigos mexicanos no estén al lado nuestra en lugar de los suizos ya que hubieramos pasado otro gran rato con ellos y habríamos aprendido más de Héctor. Héctor salvó la vida de una ucraniana dos días atrás quien sufriendo un mal de altura grave y siendo aconsejada por él en no ascender más, hizo caso omiso y siguío ganando altitud. Horas más tarde, cuentan Carlos y Héctor, su marido fue en busca de Héctor porque la mujer estaba moribunda en la cama con un edema pulmonar avanzado. Gracias a que Héctor llevaba una botella de oxígeno y medicamentos para provocar la dilatación de los vasos sanguíneos la mujer sobrevivió y pudo descender por su propio pie.
Una vez puesto el sol en el campo base hace mucho frío por lo que nos metemos en los sacos y cenamos algo a las 5 de la tarde. Sólo queda intentar dormir unas horas esperando a las 00:00, hora en la que "desayunaremos" y empezaremos el ataque a la cima.
Yo paso las horas dentro del saco, rememorando otras escaladas que he realizado y ejercitando el autoestima y la mente frente a lo que nos espera: 12 horas de interminable escalada y descenso con mucho frío. Pero estoy convencido de que tengo el estado de forma perfecto, la motivación y la mejor compañía para hacer cumbre. Sin embargo, dependerá del tiempo y de la suerte para que mañana mis ojos hayan mirado a 6.189 metros.
PD: Por cierto, varios de nosotros hicimos uso de la tienda aseo de los suizos :)
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