Hoy posiblemente ha sido nuestro último día en Bali. Desde Bali hemos decidido llevar nuestras motos hacia el norte de la isla con destino al volcán de Gunung Batur. La carretera, una vez que sales de los alrededores de Ubud, es bastante buena y sin mucho tráfico lo cual nos permite ir a una velocidad mayor que otros días. Sin embargo, todo el trayecto es subida y a medida que ganamos altitud vamos notando como bajan las temperaturas y enseguida nos damos cuenta de que nuestra indumentaria veraniega no ha sido un gran acierto.
Para llegar a Gunung Batur existen varias carreteras y dependiendo de cuál elijas te encuentras por el camino ciertos templos, cataratas u otras atracciones. Nosotros paramos en Tegalalang, pueblo del interior de Bali famoso por sus terrazas de arroz.
Una vez en la región de Danu Batur y ya con principios psicológicos de hipotermia, sin llegar al pueblo de Kintamani y tras pagar otra tasa por entrar a este parque nacional, tomamos carretera a la derecha dirección al lago Danau Batur. Rodeamos el lago y llegamos al pueblo de Toya Devasya donde existen un par de balnearios con termas de agua caliente que brota de forma natural de las faldas del volcán Gunung Batur. Nuestra idea era hacer un trekking para subir al cráter del volcán pero dado que no llevabamos la indumentaria adecuada y que en las termas se estaba muy agusto, pasamos casi todo el día a remojo, todo por 120.000 RP comida incluida, menos de 10 EUR.
Había leído en algún blog que aquí en Indonesia la corrupción policial está a la orden del día y que sería dificil no ser parados en algún control. Pues nos tocaba ya hoy después de tres días recorriendo la isla en moto. Media hora después de salir de las termas nos topamos con un control de la "polisi" en el cual nos piden la licencia internacional de conducción, licencia que obviamente no teníamos. El policía, en una actuación propia de Broadway, nos dice que hemos violado las leyes indonesias y que nos requisa las motos citándonos a un juez bla bla... dándonos a continuación la alternativa porque se nos ve gente buena de pagarle en metálico 250.000 RP por barba y él amablemente olvida todo.
Como lo que menos queremos es quedarnos sin motos y meternos en jaleos ni negociamos y le pagamos gustosamente 1 millón de rupias deseándole que se los gaste en medicinas. Una experiencia más que nos tocaba por vivir.
Para llegar a Gunung Batur existen varias carreteras y dependiendo de cuál elijas te encuentras por el camino ciertos templos, cataratas u otras atracciones. Nosotros paramos en Tegalalang, pueblo del interior de Bali famoso por sus terrazas de arroz.
Una vez en la región de Danu Batur y ya con principios psicológicos de hipotermia, sin llegar al pueblo de Kintamani y tras pagar otra tasa por entrar a este parque nacional, tomamos carretera a la derecha dirección al lago Danau Batur. Rodeamos el lago y llegamos al pueblo de Toya Devasya donde existen un par de balnearios con termas de agua caliente que brota de forma natural de las faldas del volcán Gunung Batur. Nuestra idea era hacer un trekking para subir al cráter del volcán pero dado que no llevabamos la indumentaria adecuada y que en las termas se estaba muy agusto, pasamos casi todo el día a remojo, todo por 120.000 RP comida incluida, menos de 10 EUR.
Había leído en algún blog que aquí en Indonesia la corrupción policial está a la orden del día y que sería dificil no ser parados en algún control. Pues nos tocaba ya hoy después de tres días recorriendo la isla en moto. Media hora después de salir de las termas nos topamos con un control de la "polisi" en el cual nos piden la licencia internacional de conducción, licencia que obviamente no teníamos. El policía, en una actuación propia de Broadway, nos dice que hemos violado las leyes indonesias y que nos requisa las motos citándonos a un juez bla bla... dándonos a continuación la alternativa porque se nos ve gente buena de pagarle en metálico 250.000 RP por barba y él amablemente olvida todo.
Como lo que menos queremos es quedarnos sin motos y meternos en jaleos ni negociamos y le pagamos gustosamente 1 millón de rupias deseándole que se los gaste en medicinas. Una experiencia más que nos tocaba por vivir.
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