Kilimanjaro

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martes, 7 de julio de 2015

Recorriendo la Península de Bukit (Bali) en moto

Llegamos a Bali el domingo desde el viernes por la mañana que salimos de España y en seguida nos damos cuenta que viajar sin organizar absolutamente nada del viaje tiene sus pros y sus contras.



Decidimos hacer nuestra primera parada en Kuta simplemente porque nos sonaba de alguna conversación con alguna persona, y a posteriori, tras leer varias blogs y foros, nos damos cuenta que el calificativo de "Benidorm balinés" hace totalmente justicia a esta ciudad.

Kuta y Legian son, posiblemente, las capitales balinesas del turismo surfero de todo el mundo, especialemente el australiano. Vulgar, frenética y chillona son solo algunos de los adjetivos que suelen utilizarse para describir esta región desgastada por cientos de hoteles, lugares comerciales, restaurantes y pubs que convierten a la noche balinesa en una versión descafeinada de cualquier zona de turismo anglosajón de la Costa Brava.






En cuanto a las playas, nada del otro mundo si no vas a surfear las olas, aunque seguramente esta opinión está condicionada a que nosotros tenemos la gran suerte de vivir en el Mediterráneo.

Tras este primer contacto con Bali, hacemos de Kuta campo base de los dos primeros días para poder conocer otras zonas del sur dentro del a Península de Bukit. Durante el primer día nos limitamos a descansar y disfrutar de las comodidades del hotel y al atardecer Chiki y yo nos decidimos a correr un rato por la playa.

A la mañana siguiente y tras haber dormido pocas horas debido al jetlag, alquilamos a las 7am unas scooters de 125cv por 70.000 RP y cogemos carretera hacía el sur con la LonelyPlanet en mano. Llevar una moto en cualquier país del sudeste asiático es una experiencia en sí mismo. Ya en Vietnam tuve la oportunidad de mezclarme con el enjambre de motos que inundaba la ciudad y no dudé ni un minuto en que éste iba a ser el medio de transporte para explorar la isla. Como era muy temprano y el tio de las motos no estaba trabajando, hacemos que el amable balinés del supermercado lo llame y tras negociara con él el precio se acerca a darnos las llaves y a llenarnos las motos de gasolina, incluso sacándola de su propia moto.



Recorremos toda la costa oeste hasta llegar a Ula Watu haciendo nuestra primera parada en la Playa de Balangan. Este lugar es todo un descubrimiento, un largo arenal casi blanco en la base de unos acantilados, cubierto de palmeras y moteado con algunas sombrillas y chiringuitos surferos que ofrecen unas vistas inigualables. La playa es salvaje y no ofrece un baño fácil ya que el coral llega hasta la orilla, pero pasamos allí una hora de relajación absoluta observando las escuelas de surf hacen su trabajo.








Finalizada la cerveza, arrancamos las motos y seguimos hacía el sur donde pensabamos para en la playa de Dreamland,, pero una chica española residente en Bali nos comenta que no merece la pena. Por tanto seguimos con gran acierto hasta la playa de Padang Padang, un recóndito arenal escondido entre acantilados con agua verde turquesa que roza la perfección.



Después del merecido baño tomamos dirección a Ula Watu donde habíamos leído que se encontraba el famoso templo de Pura Luhur Ulu Watu. Almorzamos primero una especie de ensalada / pudding de frutas tropicales en un mirador de la playa de Ula Watu, la más famosda de esta región para hacer surf. Las visitas son espectacular y la estama impresionante.




Para llegar al templo no es fácil, especialmente porque la carretera principal desde la zona de la playa está en obras y está cortada. Preguntando a lugareños y dando mil ricas vueltas con la moto llegamos por fin a este templo y nada más llegar nos damos cuenta que ha merecido la pena. Se accede a través de un inusual portalón con forma de arco, flanqueado por estatuas de Ganesh, y aunque el acceso interior al templo está restringido a los hindúes, el paseo por todo el acantilado ofrece unas vistas espirituales del mismo y del oceano Índico.







Alcanzando ya casi las 2 de la tarde y pegando un sol de justicia, decidimos empreneder rumbo de vuelta a Kuta parando en la famosa playa de Jimbarán, que habíamos leído que era una de las mejores playas de Bali. Una vez más, para mí no es comparable a la Manga del Mar Menor.
Esta playa también es famosa por haber decenas de puestos en plena arena donde comer marisco en teoría fresco. Amantes de la comida de mar que somos, y casi sin hambre, decidimos probar algunos platos aunque quedamos claramente decepcionados. Puede ser que haber estado en Galicia semanas antes disfrutando de varias mariscadas hagan que nuestro paladar esté altamente afinado.

Finalmente llegamos a Kuta sanos y salvos que no es poco y volvemos a disfrutar de la puesta de sol de la playa después de darnos un baño en la piscina.





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