"Pensaba que era yo" respondío en un acto de sinceridad Torrente cuando intencionadamente le dije a Chiki que era el tio más tonto que había conocido nunca. Efectivamente, no tardó ni dos minutos en coger ese título honorifico. Pero no voy a ser cabrón, he de decir que el ambiente ha mejorado muchísimo tras una buena conversación y cómo no, unos buenos pimples de sábado noche.
Y es que había que conocer la vida noctura de Tokyo y ¡vaya si lo hicimos! Conocimos la noche, la madruga y parte de la mañana porque Tokyo no duerme. Fuimos a la zona de moda, Roppongi, donde los relaciones públicas te avasallan con descuentos para restaurantes, discotecas y sobre todo clubs de striptease. Ambiente internacional pero menos del que me pensaba, la inmensa mayoría jóvenes nipones.
Volvemos a usar y a acertar con TripAdvisor para cenar, llevándonos a un restaurante tradicional de Ramen situado en un callejón secundario, apartado del tumulto y fragor de la avenida principal.
Después de cenar intenamos ir a los clubes más chic de la zona, situados muchos de ellos en la top floor de los rascacielos, pero rápidamente nos damos cuenta que sería una tarea imposible. Colas de hasta 2 horas para entrar por lo que seguimos callejeando y acabamos en un bar australiano situado en la tercera planta de un edificio. La marca España nos hace colegas de los seguratas Iranís y cada vez que nos veían nos daban un abrazo invitándonos a chupitos. Lo que parecía un bar pequeño y poco animado pasó a ser un festivalazo hasta las 8 de la mañana con un DJ de escándalo.
Me quedo con una gran frase de Torrente a una Brasileña y cito textualmente: "me gusta mucho Brasil, hay muchas brasileñas". Muy grande.
Pero no todo fue fiesta este primer fin de semana. Aprovechando que el sábado hacía buen tiempo (dadas la previsiones de lluvia los siguientes días) madrugamos otra vez para irnos a Nikko, una ciudad situada en la prefectura de Tochigi, en la región de Kanto, a unos 120 km al norte de Tokio.
Nikko es otra de las excursiones desde Tokio más populares entre los turistas. Conocida por sus santuarios y por la calidad de sus baños termales u onsen, de hecho en 1999 los templos y santuarios de Nikko fueron denominados como Patrimonio de la Humanidiad por la Unesco.
Allí pasamos la mañana en el santuario Nikkō Tōshō-gū justo después de conocer a un veterano de guerra americano, US. Marine, que llegó hace 45 años a Japón y que nos asaltó por la calle a punta de historias interminalabes durante más de 40 minutos.
La hora de la comida en este país es una fiesta. Te metas donde te metas probarás algo nuevo que nunca habías probado antes y así fue en Bar de Nikko Kujira Shokudo. Clasificado como N1 en Tripadvisor, se trata de un pequeño local con una simple barra y 5 o 6 sillas justo delante de los cocineros y cuya especialidad es el "Omurice", una especie de huevos revueltos con arroz, queso fundido y vegetales, con salsa curry.
Y es que había que conocer la vida noctura de Tokyo y ¡vaya si lo hicimos! Conocimos la noche, la madruga y parte de la mañana porque Tokyo no duerme. Fuimos a la zona de moda, Roppongi, donde los relaciones públicas te avasallan con descuentos para restaurantes, discotecas y sobre todo clubs de striptease. Ambiente internacional pero menos del que me pensaba, la inmensa mayoría jóvenes nipones.
Volvemos a usar y a acertar con TripAdvisor para cenar, llevándonos a un restaurante tradicional de Ramen situado en un callejón secundario, apartado del tumulto y fragor de la avenida principal.
Después de cenar intenamos ir a los clubes más chic de la zona, situados muchos de ellos en la top floor de los rascacielos, pero rápidamente nos damos cuenta que sería una tarea imposible. Colas de hasta 2 horas para entrar por lo que seguimos callejeando y acabamos en un bar australiano situado en la tercera planta de un edificio. La marca España nos hace colegas de los seguratas Iranís y cada vez que nos veían nos daban un abrazo invitándonos a chupitos. Lo que parecía un bar pequeño y poco animado pasó a ser un festivalazo hasta las 8 de la mañana con un DJ de escándalo.
Me quedo con una gran frase de Torrente a una Brasileña y cito textualmente: "me gusta mucho Brasil, hay muchas brasileñas". Muy grande.
Pero no todo fue fiesta este primer fin de semana. Aprovechando que el sábado hacía buen tiempo (dadas la previsiones de lluvia los siguientes días) madrugamos otra vez para irnos a Nikko, una ciudad situada en la prefectura de Tochigi, en la región de Kanto, a unos 120 km al norte de Tokio.
Nikko es otra de las excursiones desde Tokio más populares entre los turistas. Conocida por sus santuarios y por la calidad de sus baños termales u onsen, de hecho en 1999 los templos y santuarios de Nikko fueron denominados como Patrimonio de la Humanidiad por la Unesco.
Allí pasamos la mañana en el santuario Nikkō Tōshō-gū justo después de conocer a un veterano de guerra americano, US. Marine, que llegó hace 45 años a Japón y que nos asaltó por la calle a punta de historias interminalabes durante más de 40 minutos.
La hora de la comida en este país es una fiesta. Te metas donde te metas probarás algo nuevo que nunca habías probado antes y así fue en Bar de Nikko Kujira Shokudo. Clasificado como N1 en Tripadvisor, se trata de un pequeño local con una simple barra y 5 o 6 sillas justo delante de los cocineros y cuya especialidad es el "Omurice", una especie de huevos revueltos con arroz, queso fundido y vegetales, con salsa curry.
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