Kilimanjaro

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lunes, 12 de agosto de 2013

Entrando a Camboya por el delta del Mekong

Nos depedimos de Vietnam desde la Ciudad de Ho Chi Minh pensando que deberíamos haber dedicado todo el tiempo del viaje a este país, a ir más tranquilos y a descansar en sus playas paradisiacas que casi no pisamos. Pero seguimos nuestra hoja de ruta hacia Camboya, entrando por el sureste a través del rio Mekong hasta llegar a la capital del país, Phhom Penh.

Para ello, desde Ho Chi Minh cogemos un bus con destino a Chau Doc, pueblo flotante situado a pocos kilómetros de la frontera con Camboya. Este autobus resultó ser, otra vez, un calvario. En este país la misma compañía de autobuses miente en cuanto al tiempo del trayecto y lo que eran 5 horas se pueden convertir en 7.
De camino a Chau Doc hacemos un tour en barca por el mismo delta del Mekong donde están los famosos y esperados por nosotros "mercados flotantes".




Este era el motivo por el que decidimos cruzar a Camboya por tierra en vez de coger un avión y sinceramente fue un gran error. El asiento del autobus roto, trayectos interminables por carreteras que dan pena y agotables paradas turísticas en pueblos artesanos para sacarte la pasta. Los famosos mercados resultaron ser no más de 2 docenas de barcas en medio de un rio sucio vendiendo patatas y melones.


Seguimos navegando por el río hasta llegar a un restaurante en medio de la jungla donde probamos un pez "Elephant Ear Fish" y nos visita una "pequeña pitón" por al lado, cosas que pasan en la selva.



Antes de llegar a Chau Doc también paramos en una granja de cocodrilos...

Una vez que llegamos a Chau Doc tras 7 u 8 horas de transportes y paradas, no hay mucho que hacer. Es un pequeño pueblo que se extiende a lo largo del río en donde nada más que se ve pobreza. Nuestro hotel, el que estaba incluido en el tour, es un hotel flotante en el río y las habitaciones dejan mucho que desear. Para quitarnos un poco la sensación de asco salimos a buscar un lugar para cenar y descubrimos un hotel de 4 estrellas francés con un buen restaurante y sin dudar nos damos un homenaje.


Al terminar nos acordamos que antes de reservar el tour ya teníamos un hotel reservado a través de Internet aquí en Chau Doc y decidimos jugarnosla y cambiarnos de hotel separándonos del grupo, lo que fue un acierto ya que el otro hotel que ya teníamos pagado sí era para personas.

Al día siguiente nos esperaba nada más y nada menos que otra maratoniana jornada de viaje en barco desde Chau Doc hasta Phonm Penh. Por supuesto que nos decantamos por la opción "cara", la del Fast boat, pero rápidamente nos dimos cuenta que el concepto "fast" no es el mismo en el sudéste asiático. Entre paradas en los dos pasos fronterizos, tardamos en llegar a Phonm Penh unas 6 horas, 6 largas horas metidos en una lata de sardinas que si no llega a ser por la agradable conversación con una señora chilena muy simpática, se nos habrían hecho aún más eternas.



Una vez llegados a la capital, despues de malgastar 2 días de viaje nada más que en transportes, tenemos las fuerzas justas como para dar gracias por haber cogido un hotelazo con piscina y poder disfrutar de ella.
Por la noche nos acercamos a un restaurante local a probar los platos camboyanos y como siempre nos darmos una pequeña vuelta para conocer la vida nocturna de la ciudad.

viernes, 9 de agosto de 2013

LLegamos al sur: Ciudad de Ho Chi Minh

Después de tres días en Hoi An y hacernos un traje a media volamos nuevamente al sur de Vietnam, a la ciudad de Ho Chi Minh City, antigua Saigón.


Nos quedan ya pocos días en Vietnam antes de cruzar la frontera hacia Camboya aunque nada más llegar nos encontramos con nuevas lluvias y un tráfico caótico.  Había leído por ahí que la Ciudad de Ho Chi Minh alberga un record guiness de mayor concentración de motos del mundo. Se contabilizan hasta 6 millones de motos para una población de 8 millones de personas, y esto lo apreciamos nada más llegar al Distrito1.


Aprovechamos las pocas horas sin lluvia que tenemos por la tarde para irnos al famoso mercado de Ben Thanh, 13.000 m2 de superficie en las que dicen que si no encuentras algo hay es que no existe. Destacables son las tiendas de falsificaciones de relojes en las que se pueden encontrar por 60 dolares copias casi perfectas de relojes que cuestan 9.000.



El hotel que reservamos (Blue River 2) que por Internet tenía muy buena pinta resultó estar en un suburbio del District 1 y para entrar en él había que pasar por un callejón con unos olores desagradables. Finalmente decidimos quedarnos allí principalmente por la hora que era y para cenar buscamos un restaurante local en el que pudieramos probar cosas distintas. Principalmente ibamos buscando comer serpiente, que nos habían contado que la mataban delante tuya y con la sangre de la misma te preparaban una especie de brebaje.

Así encontramos el Quan Phu que está en el 18 de Cach Mang Thang 8, casi en el cruce de Nguyen Thi Minh Khay, yendo desde el mercado de Benh Thanh. Allí no se encuentra ningún turista, sólamente gente local que no habla ni una palabra en inglés.
Dentro del local tienen varios acuarios y terrarios con diferentes especies de bichos: iguanas, tortugas, sapos, peces... y tu eliges lo que quieres probar. Como no vimos ninguna serpiente lo preguntamos por gestos y tras hacernos esperar un rato sale un vietnamita con una serpiente en la mano tasándola en  1.200.000 dongs, unos 60 dólares.


Como este precio nos parece insultante para no ser ni una cobra :) pasamos de la serpiente y nos decantamos por otros platos en la carta. Al final nos comimos una linda tortuga, un sapo, una ración de cocodrilo y algunos platos más locales, todos ellos exquisitos (dejando el pudor aparte tras ver el aspecto de la cocina).




Después de cenar en este restaurante tan auténtico y de calle por poco más de 1.200.000 dongs los cuatro, nos vamos a tomarnos un mojito al pub de la planta 23 del hotel Sheraton donde disfrutamos de una bella panorámica del skyline de la Ciudad de Ho Chi Minh, por casi el mismo precio que la cena.





Al día siguiente, y último día en Saigón, nos apuntamos a un tour para ir a ver los túneles de Cu Chi que se encuentran en la parte noroeste de la Ciudad de Ho Chi Minh, a 40 minutos del centro de la ciudad. Los túneles de Cu Chi es una visita turística interesante para conocer de primera mano la historia reciente de Vietnam, las guerras de Vietnam e Indochina y sobre todo, el ingenio Vietnamita y las claves de la victoria contra los americanos.

La visita a los túneles, dado que la hacemos con un tour-operador, implica meternos en un carrusel de autobuses llenos de turistas donde las paradas a tiendas para que compres son inevitables. De camino paramos en unos talleres de artesanía donde personas discapacitadas en la mayor parte crean obras de arte.

Al principio estamos muy desencantados con el tour, incluso arrepentidos de no habernos venido por nuestra cuenta. Sin embargo, ya en el autobús conocemos a Mr. Bean, nuestro guía, que nos hará vivir uno de los días más aprovechados de nuestras vidas. Mr. Bean es un veterano de guerra que combatió en la guerra de Vietnam del lado americano, ayudándoles a petentrar por los terrenos locales y a conocer al enemigo. Como si de una enciclopedia hablante se tratara nos explica cómo fue realmente el conflicto y lo que vivió él en primera persona contándonos anécdotas de compañeros suyos realmente duras que nos hacen reflexionar. Durante todo el día nos repite una y otra vez la misma frase "Recordad, en esta como en todas las guerras, nadie ganó".

En Cu Chi comprobamos de primera mano cómo eran los túneles que construyeron los Viet Cong para esconderse bajo tierra de la jungla de los americanos, túneles de 3 pisos en donde vivian, dormían y cocinaban y que junto al material arcilloso del suelo de la jungla explican la ineficacia de los bombardeos de napalm que llevaron a cabo los americanos para erradicar de una forma siniestra todo rastro de vida en la selva.



Nos metemos y cruzamos "sólo" 100 metros de túneles que están abiertos al público, 100 metros de horror no apto para claustrofóficos en cuclillas donde medimos de primera mano las dimensiones que tenían que hacían imposible que los americanos, el doble de grandes que los vietnamitas, entraran y los siguieran.

Por último, y para todos nosotros lo mejor del día, nos dirigimos a un campo de tiro dentro de las instalaciones donde podemos disparar con muchas de las armas reales que se usaron en la guerra de Vietnam y con fuego real! Según nos cuenta Mr. Bean, sólo aquí en Cu Chi y en otro lugar de Camboya existe la posibilidad para los turistas de disparar con fuego real.
No lo dudamos y compramos 3 cargadores de 10 balas para el AK-47 y el M-16, dos armas clave en el desenlace de la guerra. Una experiencia única.



Por último para cerrar nuestra estancia en Ho Chi Minh City vistamos rápidamente el museo de la guerra, que tampoco tiene muchas diferencias con el de Hanoi.





jueves, 8 de agosto de 2013

Hoi An y el santuario de My Son

El segundo día en Hoi An no podíamos pasarlo otra vez de resaca por lo que la noche anterior nos damos una vuelta para ver el atardecer y acostarnos a una hora prudente.



Por la mañana madrugamos y sobre las 8am alquilamos justo en frente del hotel unas motos para ir a los templos de My Son. Se trata de los restos de una antigua ciudad imperial del reino de Champa que floreció durante los siglos IV al XIII, estos restos arqueológicos, de los más importantes de la civilización Cham, han sido declarados por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

Por 5 USD por persona alquilamos una moto tipo scooter y llenamos los depósitos por 4 USD para todo el día. Los templos se encuentran a unos 30 km de Hoi An y el trayecto en moto fue una de las experiencias del viaje ya que por un día te sumerges en el tráfico caótico de la zona como un vietnamita más, visitando muchos pueblos y paisajes que de otro modo no hubiéramos conocido. Los primeros kms del trayecto son un poco confusos y hay un par de bifurcaciones que no están muy bien señalizadas aunque no hay problema parando a preguntar cada dos o tres kms ya que la gente es muy amable y al ver a un occidental en moto ya saben a dónde te diriges.


Desde mi punto de vista los templos me fueron una decepción ya que están en un estado de conservación penoso y parte de ellos están reconstruidos lo que resta autenticidad. 





Me arrimo a un grupo organizado y le escucho al guía decir que My Son significa "Beautiful montain", que se construyeron en el siglo IV por tribus de Indonesia que vinieron a Vietnam y que en el siglo XVI se destruyeron por una guerra de....  ya no me enteré ya que el calor insoportable me hizo refugiarme en la sombra y pedirme una cerveza bien fría.


De vuelta a Hoi An aprovechamos las motos para irnos algunos a la playa y darnos un baño...


Y como queda algo de gasolina en el depósito exploramos un poco las zonas no tan turísticas de Hoi An hasta que un lugareños nos hace gestos como que nos vayamos de esa zona. Me quedo con la foto de un cementerio vietnamita, el primero que veía.


Ya que nos encontrábamos fuera de la parte turística nos proponemos encontrar un sitio para comer, lo más local a la par que desagradable que podamos y lo finalmente lo conseguimos. En lo que parece una cochera sucia donde hay una mujer haciendo algo encima de unas brasas nos paramos sin dudar y probamos una especie de rollitos de sardina que no estaban nada mal.


Hoi An es conocida también por ser una ciudad repleta de pequeños negocios de sastrería en la que te puedes hacer un traje a medida por poco dinero comparado con lo que costaría en España. No lo dudamos y durante el día visitamos hasta tres veces la sastrería para que nos midan y probarnos el traje que finalmente nos llevamos en la maleta.





miércoles, 7 de agosto de 2013

Hoi An, primer día tras el Vulcano

Por fin decidimos, siguiendo rigurosamente el calendario, abandonar el norte de Vietnam y su mal tiempo y dirigirnos al centro del país. Nuestra intención era coger un tren nocturno desde Hanoi hasta la histórica ciudad de Hue y desde allí seguir descenciendo dirección sur. Sin embargo las plazas con cama de este largo trayecto de más de 15 horas estaban ya agotadas cuando pensamos en comprar los billetes. La otra y única alternativa era coger un sleeping bus que cubre el mismo trayecto y que, según nos cuentan, podemos morirnos de aburrimiento, angustia e incomodidad en el intento.

Y no hay mal que por bien no venga, ya que esto nos hace barajar y finalmentente comprar un vuelo directo de poco más de 1 hora desde el aeropuerto internacional de Hanoi hasta Da Nang, una moderna ciudad situada a poco más de 30 km de Hoi An, destino que estaba en nuestra hoja de ruta. Por tanto, por unos 50 dólares americanos nos plantamos en Hoi An y decidimos pasar de Hue ya que nos habían comentado gente local de allí que no merece tanto la pena y además preferimos estar 3 días seguidos en la misma ciudad y dormir más de una noche en la misma cama.





Debido al tifón en el norte de Vietnam del día anterior muchos vuelos se ven cancelados y nuestro vuelo también se retrasa hasta en dos ocasiones por lo que llegamos a Hoi An finalmente por la noche. Cansados y con las mochilas a cuesta buscamos hotel en el centro y en seguida nos damos cuenta que esta ciudad es distinta. La ocupación está próxima al 100% y se respiran aires de tranquilidad, modernidad y más civilización que el caos de Hanoi. Finalmente encontramos un hotelazo por 15 USD por persona con piscina que nos permitirá recuperar algo de fuerzas para los siguientes días. Es el Tramh Binh III, casi todos los hoteles de la zona forman 3 hoteles muy juntos cada uno de una clase, I, II y III, siendo el III el más caro aunque si te hospedas en uno de los otros te dejan ir a bañarte a la piscina del III.




Una vez en el hotel hay muchos planes que hacer para el día siguiente, planes que rápidamente se truncan cuando después de cenar entramos a un tugurio (Vulcano club) a tomarnos una copa y nos dicen que pagando 4 dólares tenemos barra libre toda la noche siempre y cuando conservermos el vaso. Instantáneamente nos miramos y resoplando nos damos mutuamente la conformidad a lo que finalmente fue una gran tajada de garrafón más allá de las 3am, hora en la que termina la barra libre.

El día siguiente y primero en Hoi An hacemos irremediablemente uso del ibuprofeno y la piscina para recuperarnos y a mitad de tarde somos lo suficiente personas como para ir a comer a uno del restaurantes recomendados por la LonelyPlanet, el Morning Glory, restaurante con muchos turistas pero con una calidad de platos muy alta.



Después de comer ya estamos, 24 horas después, preparados para conocer la ciudad. Hoi An es una pequeña ciudad en el centro de Vietnam, con un sabor antiguo y tradicional, la multitud de detalles e influencias Chinas, Japonesas y Francesas, le han valido el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad. Bañada por el rio Thu Bon, fue un importante puerto pesquero durante los siglos XVI al XVIII.

Como tenemos que recuperar el tiempo perdido y seguimos aún un poco resacosos, alquilamos unas bicicletas para cubrir la máxima distancia en el menor tiempo xD.





Hay muchos fabricantes de farolillos y toda la ciudad está decorada con los mismos.


Para terminar el día nos damos un masaje de 65 minutos al estilo Thai que nos deja nuevos. Mal día, poco aprovechado pero cumplimos a rajatabla nuestra política de conocer el día y la noche de las ciudades que visitamos.