Antes de abandonar Hanoi decidimos hacer un tour de un dia a la provincia Ninh Binh. Situada en el delta del Rio Rojo, Ninh Binh es un destino turístico popular entre los viajeros a Vietnam, en gran medida por Tam Coc, la conocida como Bahía de Halong en tierra.
Los días en la bahía de Halong y Sapa tuvimos la suerte de tener un día soleado tras varios días de lluvías torrenciales, pero la suerte no es eterna. De vuelta a Hanoi nos encontramos otra vez con nuestro amigo el monzón y sabíamos que en Ninh Binh, a sólo 90 km al sur de Hanoi, el tiempo no iba a ser mucho mejor. No obstante decidimos seguir con el plan y coger el bus a las 8 de la mañana empalmando el viaje de 8 horas en tren nocturno desde Sapa.
Tam Coc básicamente es un río (el Ngo Dong) que trascurre entre elevaciones montañosas de piedra caliza lo que, junto a la vegetación, arrozales y nenúfares, crean un paisaje espectacular. Nada más llegar y sin parar de diluviar nos damos cuenta que este destino no es para nada poco conocido como decían en las guías, en los últimos años se ve que se ha unido a los circuitos turísticos principales. Nos encontramos pues con una marabunda de turistas haciendo cola para coger una barca (llamada sampan) y empezar el tour. Ésto unido a la lluvia restan autenticidad y belleza al paisaje y al día en general pero hay cosas que aún así merecen la pena verlas.
Es típico ver que los barqueros remen con los pies con una habilidad sorprendente.
Además del paisaje, lo mejor del paseo es el paso por dos o tres cuevas en la que alguna de ellas no se ve absolutamente nada y que tienes que agacharte para evitar dejarte la cabeza en las rocas.
El negocio lo tienen bien montado y como si esto fuera port aventura, hay barcas con fotografos que continuamnete te llaman y te echan fotos que luego te venden plastificadas por algunos dólares.
También existen barcas cantina que te ofrecen bebidas y que si no llega a ser por la lluvia alguna cerveza hubieramos tomado.
Entre tanto circo aparecen con cuentagotas pescadores locales que pese a la lluvia siguen con su faena como si todo esto no fuera con ellos.
En el camino de vuelta en la barca se levanta un fuerte viento y nuestra barquera, una anciana de no menos de 70 años, no puede ya casi con nosotros ya que el viento en contra arrasta a las barcas contra la roca. Como lleva un remo extra, nos turnamos para ir ayudandole y poder llegar al pueblo.
Cuando llegamos nos pide una propina, que ya sabíamos que había que darle, y le digo que me la de ella a mi después de la pijá a remar que nos hemos dado :) Al final le damos 3 o 4 dólares y encima nos pone mala cara ya que el turista chino suele darle 3 veces más.
Los días en la bahía de Halong y Sapa tuvimos la suerte de tener un día soleado tras varios días de lluvías torrenciales, pero la suerte no es eterna. De vuelta a Hanoi nos encontramos otra vez con nuestro amigo el monzón y sabíamos que en Ninh Binh, a sólo 90 km al sur de Hanoi, el tiempo no iba a ser mucho mejor. No obstante decidimos seguir con el plan y coger el bus a las 8 de la mañana empalmando el viaje de 8 horas en tren nocturno desde Sapa.
Tam Coc básicamente es un río (el Ngo Dong) que trascurre entre elevaciones montañosas de piedra caliza lo que, junto a la vegetación, arrozales y nenúfares, crean un paisaje espectacular. Nada más llegar y sin parar de diluviar nos damos cuenta que este destino no es para nada poco conocido como decían en las guías, en los últimos años se ve que se ha unido a los circuitos turísticos principales. Nos encontramos pues con una marabunda de turistas haciendo cola para coger una barca (llamada sampan) y empezar el tour. Ésto unido a la lluvia restan autenticidad y belleza al paisaje y al día en general pero hay cosas que aún así merecen la pena verlas.
Es típico ver que los barqueros remen con los pies con una habilidad sorprendente.
Además del paisaje, lo mejor del paseo es el paso por dos o tres cuevas en la que alguna de ellas no se ve absolutamente nada y que tienes que agacharte para evitar dejarte la cabeza en las rocas.
El negocio lo tienen bien montado y como si esto fuera port aventura, hay barcas con fotografos que continuamnete te llaman y te echan fotos que luego te venden plastificadas por algunos dólares.
También existen barcas cantina que te ofrecen bebidas y que si no llega a ser por la lluvia alguna cerveza hubieramos tomado.
Entre tanto circo aparecen con cuentagotas pescadores locales que pese a la lluvia siguen con su faena como si todo esto no fuera con ellos.
En el camino de vuelta en la barca se levanta un fuerte viento y nuestra barquera, una anciana de no menos de 70 años, no puede ya casi con nosotros ya que el viento en contra arrasta a las barcas contra la roca. Como lleva un remo extra, nos turnamos para ir ayudandole y poder llegar al pueblo.
Cuando llegamos nos pide una propina, que ya sabíamos que había que darle, y le digo que me la de ella a mi después de la pijá a remar que nos hemos dado :) Al final le damos 3 o 4 dólares y encima nos pone mala cara ya que el turista chino suele darle 3 veces más.
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