"Mto wa Mbu" viene a significar "El pueblo de los mosquitos". Con una carcajada nos lo explica nuestro guía Felix pero a mi no me hacía ni puñetera gracía. En la temporada de lluvías, al estar al lado del Lago Manyara y pasar por él río, este pueblo parece convertirse en casa cuartel de media población de mosquitos en Tanzania.
Suerte que estamos en temporada seca, aunque eso no signifique que no haya mosquitos.
Ha sido un trayecto de 6 horas todo por pistas forestales (siendo generoso con la calificación) cuando no por caminos de cabras atravesando diferentes tipos de climas y paisajes. En primer lugar, cruzabamos el Área de Conservación del Ngorongoro haciendo una pequeña parada en el anillo del cráter para fotografiarlo.
Viendo el cráter del Ngorongoro |
Vuelta a la "carretera" otra vez y tras otro par de horas de rally llegamos al desfiladero de Olduvai Gorge. Se trata de un cañón de unos 50 km de longitud y 90 de profundidad que discurre hacia el noroeste desde el cráter del Ngorongoro. Gracias a su formación geológica, ha proporcinado durante décadas valiosa información sobre el origen del hombre y la vida prehistórica. Visitamos el museo donde se explica toda la historia de la evolución del hombre; el fósil más famoso de Olduvai, con 1.8 millones de años de antigüedad, es el cráneo conocido como Australopithecus boisei, que fue descubierto por Mary Leaky en 1959 (lección de historia) y creó un importante debate sobre la evolución humana. A partir de éste y otros descubrimientos se concluyò en que África oriental fue el origen del hombre, cuyo ancestro más cercano fue el Homo sapiens. Basicamente de esto me enteré ya que los museos no son lo mio :)
Detrás mía, el desfiladero de Olduvai Gorge |
Después de visitar Olduvai Gorge seguimos hacia el norte y por el camino nos encontramos a gente Masai, chavales cuidando del ganado, niños que apareceden de entre la sabana corriendo detrás del jeep, ancianos solitarios resguardados a la sombra de un árbol...todos ellos perfectamente integrados en la estampa Áfricana. Hablamos con Felix para ver la posibilidad de visitar un pueblo Masai y accede sin problemas. Una de las reglas que nos comenta al principio del día es la imposibilidad de hacer fotos a los Masai ya que ellos creen que las fotos les roban parte de su alma. Los pilares culturales y religiosos de esta creencia se derrumba fácilmente pagando 20$ por cabeza.
Así lo hacemos al llegar al poblado Masai en el que nos está esperando el representante del poblado, tras pagarle nos conduce al interior del poblado en el que su gente nos deleita con danzas y cantes tribales así como nos invita al interior de una de las "casas" de adobe y paja en la que incluso hay dos personas durmiendo dentro.
Con sus danzas típicas |
Los Masai creen que todo el ganado les pertenece por deseo divino y su alimentación consta básicamente de sangre, leche y algún cereal. En menor medida comen carne de cabras y pollos. Actualmente se encuentran dentro del Área de Conservación del Ngorongoro y el gobierno les ha prohibido tanto la caza como el cultivo de tierras. Ésto les ha llevado a tener que buscar fuentes de ingresos monetarios para poder comprar comida y otros útiles que necesitan. Los turistas, pues, son ahora parte de su cultura ya que sin ellos no podrían subsistir siguiendo sus costumbres más arraigadas.
Tengo que decir que acojonan |
Al salir del poblado Masai y ya en marcha desde el coche, echamos algunas fotos a unos niños-pastores Masai con su ganado. Éstos se enojan de manera casi incontrolada y empiezan a tirarnos piedras y rodear el coche con sus lanzas. Yo guardo la cámara rápidamente y cierro las ventanas pensando lo peor.
Nuestro guía nos sorprende hablandoles en la lengua Masai (diferente al Swahili) y ellos al ver que habla su lengua y al ser mayor que ellos en seguida se calman y les guardan respeto. Les explicamos que venimos del poblado y que hemos pagado "las tasas" y finalmente les damos algo de comer antes de irnos quedando felices.
El resto del día fue en el coche llegando finalmente al Ngome Lodge donde comparto estas pequeñas historias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario